¿Cómo? Creando una asociación absurda y fantasiosa entre cada parte del cuerpo (para crear un orden mental) y cada imagen de la palabra, creando una historia, una experiencia que nos permitirá recordar cada una. ¿Recuerdas la visualización de la semana pasada?
Aquí te la vuelvo a escribir:
“Imagina que te estás mirando tus PIES y te das cuenta que tienes puestas unas chanclas enormes, desproporcionadas. Además te fijas que desde los DEDOS salen, en vez que uñas, hojas larguísimas de Aloe Vera, verdes y suaves. Ahora te fijas en tus RODILLAS y te das cuenta que te han clavado unos tornillos que te duelen muchísimo. Y seguimos subiendo por tu cuerpo. Ahora mirate los MUSLOS. Allí está pegado un rallador de queso que empieza a rallarte los muslos. ¡Qué dolor! Sigues subiendo y ahora te fijas en tu BARRIGA. Te duele y vez que dentro hay algo. Explota tu barriga y de ella sale un gato negro con las uñas pintadas con un esmalte fucsia. Ahora hemos llegado al PECHO. Te das cuenta que aquí empieza a crecerte pelo, cada vez mas y mas, y a la vez que crece van apareciendo colgando de él unas perlas blancas que usas ara hacerte un collar de perlas. Llegamos a tu CARA. Allí tiene puesta una mascarilla. El aire que respiras es caliente y huele a queso gorgonzola. ¡Que asco! Te quitas la mascarilla y alguien te da un golpe con un martillo en la CABEZA rompiéndola ya que tu craneo en realidad está hecho de chocolate”.
Cuando creas una visualización aliña la historia con características de los 5 sentidos: olfato, tacto, gusto, oido, no solo la vista. Esto hace que una simple historia se transforme en una experiencia, de manera que el impacto emocional será mucho mayo y el recuerdo más fuerte.