Este cuento de Jorge Bucay siempre me recuerda que el único LÍMITE que tenemos está en nuestra mente. Espero que os inspire para romper vuestras «CADENAS MENTALES». Buen fin de semana a todos!!
Con cariño
Federica
Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de ellos eran los animales.
Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe era también el animal preferido de otros niños.
Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un tamaño, un peso y una fuerza descomunales…
Pero, después de la actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo.
Y aunque la madera era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.
El misterio sigue pareciéndome evidente. ¿Qué lo sujeta entonces?. ¿Por qué no huye?.
Cuando era niño, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores.
Pregunté entonces por el misterio del elefante… Alguno de ellos me explicó que el elefante no huía porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado, ¿porqué lo encadenan?”.
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca…
Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que, en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse.
Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día y al otro… Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa, porque, pobre, cree CRÉE QUE NO PUEDE.
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.
Estas nominada a un premio Liebster Award en mi blog =) Un beso!
http://betterofmylife.blogspot.com.es/2015/01/mi-primer-liebster-award.html
Muchas gracias Taty!!!!!!!un beso!!!!
Creo firmemente que el futuro es de aquellos que tienen espíritu de luchadores, especialmente cuando parece que no es posible lograrlo. Gracias por la entrada,
Del todo de acuerdo contigo Manolo!Nuestra mente es poderosa y somos capaces de mucho más de lo que nos imaginamos! Un abrazo y que tengas un buen día!