Cierra tus ojos e imagina tu dormitorio en cada detalle: la cama, el escritorio, la ventana, cada objeto y mueble. En unos segundos somos capaces de proyectar esta imagen en nuestra mente y de acceder a cada detalle de una forma instantánea.
Sin embargo, si te pidiera de describirme tu dormitorio, sería un proceso mucho más largo, porque hecho de palabras, no de imágenes.