Empiezas a estudiar y de repente, a los pocos minutos llega una notificación de WhatsApp a tu móvil. La tentación de ver quién te ha escrito se apodera de ti. «Miraré y vuelvo a estudiar en seguida» te dices aunque dentro de ti sabes que no será así. Pronto la curiosidad te lleva a las redes sociales, luego un amiga te escribe y no puedes dejar de contestarle. Y es así que la poca concentración que tenías se ha esfumado en un instante.